sábado, 13 de junio de 2015

Desconexión en Cabo Udra

Son poco más de las 10:30 y estoy en Cabo Udra. El día es azul y despejado, todavía fresco. Estoy sentado en las rocas, a pocos metros de donde mueren las olas. Frente a mí, la isla de Ons, siempre en compañía de su hermana Onza, luce tan bonita como de costumbre. Apenas me encontré con nadie desde que salí de casa y apostaría a que soy el único que está aquí ahora mismo (a excepción de ese caballo blanco que no deja de aparecer en distintos sitios una y otra vez). 

Cabo Udra. Al fondo el archipiélago de Ons
Por si no conoces esto, déjame contarte que Cabo Udra está en el ayuntamiento de Bueu. Bueu es un pequeño y precioso pueblo marinero, de esos con paseo marítimo y barquitos de madera. Por su costa oeste, Cabo Udra pone fin a la ría de Aldán y marca el inicio de la ría de Pontevedra. Espacio de la Red Natura 2000, Lugar de Interés Comunitario (LIC), Zona de Especial Protección de los Valores Naturales (ZEPVN)... Un paraíso que no debes perderte y que cuenta con una flora, una fauna y una geografía espectacular que no deja de maravillar una y otra vez al que viene al lugar y que supone la dosis de energía que necesitaba una vez terminados los exámenes.

No me llevó mucho tiempo llegar hasta aquí. Diría que en menos de una hora ya estaba en el aparcamiento de tierra que hay a la entrada del lugar. Lo primero que hice fue sacar unas fotos panorámicas de la ría de Pontevedra. No son pocas las veces que vengo, pero nunca dejarán de sorprenderme estas vistas que hoy resultan especialmente bonitas por su mar y su cielo azul repleto de "arañazos" dibujados por los aviones. 

Ría de Pontevedra desde Cabo Udra
Tras ello, continué el camino hasta llegar a una deteriorada columna piramidal que emerge entre las silvas. Bajo una cruz en piedra, el pequeño pedestal muestra en su interior vacío el hueco que algún día fue el hogar de alguna vela o quizás de alguna imagen. Avanzo, a los pocos metros me cruzo con un bonito caballo blanco que me regala una preciosa estampa. Me mira y continúa su camino. Llego frente al aula de la naturaleza, un edificio que hace años era parte de la antigua batería militar que aquí había. Hoy en día de la batería J-2 de Cabo Udra solo quedan las ruinas de un tiempo pasado, tal como pude comprobar tras entrar en la pequeña construcción que antaño servía como puesto de telemetría. 



Tras sacar unas fotos del interior, seguí por uno de los caminos de tierra que discurren entre los matorrales de la zona. Helechos, tojos, brezos... Cabo Udra está claramente influenciado por el fuente viento que predomina en la zona y que se deja notar en su flora y en su geología. En muchos puntos, pequeñas poblaciones de Silene uniflora, jaguarzo blanco y margaritas colorean el lugar. Entre ellas, enormes y pequeñas rocas de granito originadas hace más de 300 millones de años afloran a la superficie ofreciendo formas de lo más curiosas debido a su erosión. Apoyo la bici en una de ellas. Ahora tengo, frente a mí, la diminuta y "secreta" Ría de Aldán. El agua luce un tono azul espectacular y al fondo se puede ver Cabo Home y una porción de las Islas Cíes. Inmortalizo el momento y vuelvo sobre mis pasos. 

Cabo Udra (ría de Aldán). Al fondo Cabo Home y en último plano las islas Cies
Avanzo ahora con la bici por un estrecho sendero. Escucho un relincho. A mi izquierda aparece nuevamente el caballo blanco. Pequeños pájaros ponen música al paseo y aprovecho para capturarlos con la cámara. 

 

El camino se acerca cada vez más a la pequeña cumbre que supone el punto más elevado de zona. Me digo a mí mismo que las vistas desde su cima deben de ser espectaculares. Busco un camino para subir pero la vegetación es tan densa que si alguna vez existió un sendero este ha sido devorado por las silvas. No pensaba rendirme tan fácilmente. Dejé la bici a un lado y me lancé a la aventura. Lo mejor sería no pensar en serpientes y olvidarse de los enormes saltamontes que tenía alrededor... No sé el tiempo que estuve así, pero finalmente llegué arriba (prueba de ello son los "preciosos" arañazos que tengo en piernas y brazos). Desde allí las vistas eran espectaculares y lo cierto es que podía distinguir más de lo que conocía (las islas de Ons, Onza y Sálvora, la playa de La Lanzada, Portonovo, Sanxenxo, Combarro, Poio, la isla de Tambo, Pontevedra, Marín, Bueu... incluso zonas pertenecientes a la provincia de A Coruña). 

 

Cabo Udra. Panorámica desde el mirador
Volví a por la bici y proseguí el camino. Circulaba ahora entre pinos y "penedos" en una ruta que se desviaba de la principal y que discurría alejada de la costa.

 


El olor de las acículas lo inundaba todo. No tardé mucho en volver a la ruta principal y menos aún en volver a desviarme. Buscaba una foto de la playa de Ancoradouro desde lo alto así que busqué un pedrusco al cual subirme para poder tener una buena perspectiva. Y vaya si la tuve. Desde donde estaba la playa lucía espectacular. La pequeña cala de turquesas aguas asomaba tímidamente entre la vegetación y las rocas de granito en una imagen que describe a la perfección la belleza de este lugar.

Cabo Udra. Playa de Ancoradouro
Cabo Udra. Playa de Ancoradouro
Me subí de nuevo a la bici y continué la ruta hasta desembocar nuevamente en el aparcamiento de entrada. La ruta había terminado. Preciosa pero corta. No quería irme tan pronto, así que volví sobre mis pasos y llegué hasta las rocas en las que estoy ahora sentado escribiendo estas últimas palabras que ponen fin a la entrada. ¡Hasta otra!

PD: ¡Prometo subir un vídeo con la bici!

Como siempre os dejo el mapa y un par de enlaces del lugar de la web del ayuntamiento de Bueu.





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