Estoy en Madrid y eso solo puede significar una cosa: Anillo Verde Ciclista. El anillo verde es una vía ciclista de casi 65 kilómetros que rodea la ciudad de Madrid y que discurre casi en su totalidad por un carril bici separado del tráfico. Es un circuito circular que en su mayoría transita por parques y zonas verdes, aunque también atraviesa zonas urbanas de la capital. Con un desnivel acumulado de algo más de 300 metros (que parecen más debido a la gran cantidad de repechos), su dificultad no es muy elevada (más allá de la longitud y de que es fácil perderse en muchos puntos debido a la mala señalización en algunos de ellos) y resulta una experiencia que de seguro hará disfrutar a los aficionados a la bici.
MI EXPERIENCIA EN EL ANILLO VERDE:
Era el último miércoles de la primavera del 2015. Pasaban algo más de las 15:00. Comprobé la presión de los neumáticos, llené el bidón, revisé la mochila, configuré la GoPro, guardé un par de geles en el maillot y salí de casa dispuesto a recorrerme el anillo verde. Sería mi segunda vez, y aunque en la primera no había sufrido problemas a nivel físico, todavía tenía pesadillas con las veces y veces que me había perdido por una Madrid desconocida por mí.
Me subí a la bici en Carabanchel, cerca de un bonito parque con un gran lago artificial y un enorme chorro de agua de más de 20 metros de altura llamado Parque de Las Cruces. Iba a hacer el anillo verde en el sentido de las agujas del reloj, así que lo atravesé y llegué al cruce de la Avenida de los poblados, cerca de la estación de metro de Aluche, una zona en la que está uno de los "puntos negros" del recorrido, ya que el carril bici se corta abruptamente y nos obliga a bajar de la misma para caminar por la acera (nada de circular en bici sobre ella) y retomar el camino a nuestra izquierda una vez cruzados varios pasos de peatones.
Ahora el carril bici circulaba en paralelo al Parque de Aluche. Descendí rápidamente por él hasta llegar a una de mis zonas preferidas del anillo: la subida al puente sobre la A-5. Un pequeño tramo en el que el carril bici se transforma en una serpiente de asfalto que presenta cuatro curvas muy cerradas y en el que me percaté del bonito cielo que reinaba sobre la capital del reino. Ahora entiendo lo de los cielos velazqueños.