martes, 19 de enero de 2016

Mirador Peña del Águila: un balcón a las Arribes del Duero

Existen lugares mágicos, que te atrapan, te enamoran y se vuelven inolvidables. Mieza de la Ribera es uno de ellos. Sus bellos paisajes, su gente agradable y sus rincones idílicos son solo algunas de las cosas que convierten a Mieza en un sitio fascinante. Este bello municipio situado en pleno corazón de las Arribes tiene el honor de poseer varios de los mejores balcones naturales al Duero y ofrecer muchas de las estampas más hermosas de la zona.

En esta ocasión voy a mostraros uno de sus numerosos miradores: el mirador Peña del Águila. Este fantástico lugar dista aproximadamente tres kilómetros de la plaza del pueblo (solo ida).

Mirador Peña del Águila (Mieza)
Para llegar a él, debemos recorrer (a pie o en coche) un bonito camino (perfectamente señalizado y de escasa dificultad) que discurre a través de campos atestados de encinas y cerezos. El trayecto, que es además una de las variantes de la Gran Ruta del Centro BTT de Aldeadávila, regala al que lo recorre estampas como las siguientes:


Finalmente, el recorrido nos conduce a un área de recreo con varias mesas de piedra que resulta ideal para comer o merendar en plena naturaleza.

Peña del Águila (Mieza)

El mirador Peña del Águila se encuentra a poco más de 100 metros de esta zona.

Mirador Peña del Águila (Mieza)
Mirador Peña del Águila (Mieza)
Asomado a él las vistas son impresionantes y hacen de este espacio un lugar inspirador e imborrable. 

Mirador Peña del Águila (Mieza)
Entre escarpados acantilados discurre el río Duero. El rey y gran modelador de todo el paisaje.

Mirador Peña del Águila (Mieza)
La zona es también un magnífico punto de observación de aves. No es raro contemplar el majestuoso vuelo de los buitres, águilas, halcones o alimoches.

Mirador Peña del Águila (Mieza)
Se cuenta que en algunas ocasiones es posible observar un majestuoso y solitario ejemplar de águila real en una de las enormes peñas del lugar, de ahí el nombre de este bello rincón que sin duda es una de las joyas del Parque Natural Arribes del Duero.




miércoles, 13 de enero de 2016

Centro BTT de Aldeadávila. Ruta 8: Gran Ruta BTT

Partida de Aldeadávila

El aroma a pan recién hecho inundaba la pequeña plaza situada junto al centro BTT de Aldeadávila de la Ribera. Era temprano, razón por la cual el lugar estaba completamente desierto en esa mañana de verano. Con sus más de 70 kilómetros, el trayecto que me disponía a hacer era el más largo de todos cuantos formaban la red de rutas BTT del oeste salmantino.

Centro BTT de Aldeadávila de la Ribera
Ya estaba listo, así que me puse el casco, ajusté la mochila, introduje las calas en el pedal de la bicicleta e inicié la marcha bajo la atenta mirada de la estatua del cabrero que se alza en lo alto del monumento que se erige en la plaza.

Por una de las numerosas callejuelas me alejé del pueblo rápidamente. La estampa era bonita: era una mañana de esas de cielo azul y enormes nubes blancas. A ambos lados de la pista de tierra por la que circulaba, el ganado descansaba apelotonado bajo los viejos ejemplares de encina, olivo y nogal. En otros puntos, la vid, de un verde muy intenso, destacaba entre el dorado pasto que se abría hacia el infinito. Al frente, en la lejanía, podía intuir el valle por el que discurría el Duero, y más allá, las tierras portuguesas.


Pedaleé a través de incontables subidas y bajadas que me llevaron a pasar por numerosos bancales, prados y viñedos. 


No tardé mucho en encontrar una señal que indicaba que estaba cerca de mi primera parada: el Picón de Felipe. Para llegar a él tuve que pasar al otro lado de un rústico portal construido a partir de algunos troncos clavados entre sí. Tras el portal me esperaba un estrecho sendero de piedra suelta e innumerables saltos.

Llegando al Picón de Felipe (Aldeadávila de la Ribera)

El Picón de Felipe

El Picón de Felipe (Aldeadávila de la Ribera)
Estaba ya en el Picón de Felipe. Con cuidado, dejé la bici a un lado y me asomé al mirador. El paisaje era inmejorable. A mis pies, entre enormes y afilados farallones, las aguas azules del Duero descansaban tras la presa de Aldeadávila, que lejos de ensuciar la panorámica la hacía aún más impresionante. Por todos lados, las águilas surcaban el cielo, dibujando trayectorias imposibles, y se posaban en los distintos nidos que colgaban de las gigantescas paredes de piedra. Sin duda, tal como descubrí allí, estaba ante un lugar de leyenda y con leyenda. Un rincón mágico, maravilloso e inolvidable que prometo mostraros con detenimiento en otra ocasión.

El Picón de Felipe (Aldeadávila de la Ribera)
Abandoné el Picón de Felipe por una empinada pista, similar a una antigua calzada romana. Para cuando lo logré, llevaba poco más de una hora sobre la bicicleta y el calor de agosto empezaba a hacerse sentir.


Durante un rato, circulé bajo unas gigantescas líneas de alta tensión procedentes de la subestación de Aldeadávila (estaba muy próximo al Poblado de la Verde, un bello lugar al que ya he dedicado una entrada anterior). 


Continué mi trayecto. Junto a un abrevadero, el camino abandonaba la pista por una especie de sendero a la izquierda. Una delgada línea de tierra que discurría entre matorrales, encinas y algún que otro olivo era lo único que tenía para guiarme. Lo recorrí a toda velocidad. Para cuando volví a la pista, llevaba realizados algo más de 17 kilómetros. 


La ruta era ahora menos empinada, y los senderos estaban en buen estado, por lo que no tardé demasiado en distinguir el municipio de La Zarza de Pumareda en la distancia. Un bello lugar que visitaría más tarde. Antes tenía que hacer parada en la preciosa Mieza.


En Mieza

Junto a la cruz en Mieza
Llegué a Mieza por su parte noreste, a través de una pista de tierra con una gran cruz de piedra. Recorrí sus calles, estrechas e inundadas de flores (el aroma de Mieza es sin duda perfume de flores), y finalmente me detuve en la zona de descanso del centro BTT, situada junto a la plaza. La plazoleta estaba bastante animada. Algunos niños jugaban en las escaleras de la iglesia del pueblo, un bonito edificio con un campanario de tres campanas situado junto al ayuntamiento. Frente a la iglesia, otro grupo de niños correteaba en torno a una fuente, situada al lado de un lavadero cuidadosamente pintado.

 

En Mieza existen dos de los sitios de visita obligada de las Arribes del Duero: el Mirador de la Code y La Peña del Águila. Ambos lugares ofrecen unas de las mejores vistas de toda la zona, y son, a su vez, dos de las variantes de esta gran ruta BTT (espero publicar ambas en las próximas entradas).


Tras el bocata, me subí a la bici de nuevo y continué dando pedales. La ruta partía desde la plaza y se dirigía a la zona de El Carrascal, un hermoso paraje con multitud de alcornoques y enormes rocas de granito. La paz era absoluta, y a pesar del bochorno que precede a la tormenta (lo último que necesitaba) disfruté mucho de lugar.

viernes, 1 de enero de 2016

La ruta de los molinos de Vesacarballa en Sabucedo

En esta entrada quiero mostraros la ruta de los molinos de Vesacarballa, un precioso rincón que por su ubicación y por su longitud supone un fantástico lugar para disfrutar de la naturaleza.

La ruta se inicia al margen de la carretera PO-7101, que une los ayuntamientos de Cerdedo y A Estrada, y discurre por las orillas del riachuelo de Vesacarballa durante un recorrido corto en longitud (poco más de un kilómetro) pero de gran belleza, y que hace cierto eso de que lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Ruta de los molinos de Vesacarballa (Sabucedo)
Para acceder al lugar se debe tomar un sendero de tierra que parte de la carretera y que conduce a las orillas del riachuelo. El camino es corto, son tan solo unos metros, pero el sonido del agua y el túnel que forman los numerosos robles hacen olvidar la proximidad de la calzada y logran sumergir al caminante de lleno en el lugar.

Ruta de los molinos de Vesacarballa (Sabucedo)
Ruta de los molinos de Vesacarballa (Sabucedo)
Muy cerca de su inicio, junto a un pequeño y viejo puente cubierto de musgo, se encuentra el aserradero del maestro, un bonito edificio de piedra y tejado a dos aguas con numerosas puertas y ventanas de madera.

Aserradero del maestro (Sabucedo)
El edificio, ahora restaurado, fue impulsado en la primera década del pasado siglo por Francisco Regueiro Moreira, un destacado maestro de Sabucedo, y comenzó a funcionar como molino en 1913.

Aserradero del maestro (Sabucedo)
Años después, en 1921, entra en funcionamiento el aserradero en el que se transformaba para su uso doméstico la madera procedente de los montes de la zona. Los troncos entraban por la primera de las dos grandes ventanas y se cortaban en tablas con la ayuda de una sierra accionada por la fuerza del agua.  Ese mismo año se construye también, en el mismo edificio, un horno para cocer el pan de maíz.

Aserradero del maestro (Sabucedo)
Dejando atrás el aserradero y continuando el curso del río aguas arriba, se encuentra un nuevo puente muy similar al anterior. Es la zona del estanque. En él se pueden contemplar (ahora restauradas) las compuertas destinadas a almacenar el agua y asegurar la altitud necesaria para el funcionamiento del aserradero y el molino.


Volviendo sobre nuestros pasos y siguiendo los canales (también conocidos como caz), llegamos a los molinos.

Ruta de los molinos de Vesacarballa (Sabucedo)
El primero que nos topamos es el molino de la Casa del Comercio, conocido así por pertenecer a la casa que tenía un comercio en la parroquia. A sus pies todavía se pueden distinguir a la perfección las enormes losas de lavar la ropa utilizadas durante cientos de años por las mujeres y niñas de Sabucedo.

Muiño da Casa do Comercio (Sabucedo)
Canal para impulsar el agua y girar el rodezno del molino
Unos pocos metros después, junto a un pequeño salto de agua, se encuentra el segundo de los molinos. En su parte inferior (que se conoce como cárcavo) todavía pueden diferenciarse todas sus piezas. Entre ellas destacan el rodezno, que es la rueda que se gira con el agua (previamente conducida por los canales e impulsada por el canal en rampa), y el árbol, que es el eje vertical que sirve para soportar el rodezno y cuya misión es transmitir la fuerza motriz a la espada, logrando, de esta manera, mover la piedra volandera del piso superior y moler el grano.

Muiño das Paradas (Sabucedo)

Ruta de los molinos de Vesacarballa (Sabucedo)
Finalmente, un puente de madera conduce a la otra orilla del riachuelo y al final de la ruta, en la que junto a una bonita cascada descansan los otros dos molinos de la zona: el molino del medio y el de los Obelleiros, ambos perfectamente restaurados. Así que ya sabéis, si tenéis la posibilidad de acercaros, no dejéis pasar la oportunidad. Sin duda la ruta de los molinos de Vesacarballa no os defraudará. ;)


Muiño do Medio (Sabucedo)
Muiño dos Obelleiros (Sabucedo)
Ruta de los molinos de Vesacarballa (Sabucedo)