Partida hacia el castillo
Echaba de menos montar en bici. Por diversos motivos, hacía alguna que otra semana que no montaba. Era sábado y desperté temprano, todavía era de noche. Cuando me subí en la bicicleta, los primeros rayos de sol de un día despejado y frío de invierno acariciaban el rocío de las verdes hierbas.
Me dirigía hacia el ayuntamiento de Soutomaior al encuentro de su bello y espectacular castillo, que distaba poco más de 20 kilómetros. Las calles estaban muertas, la única señal de vida era la delgada y clara capa de sal que cubría el asfalto y sobre la cual mi bicicleta dibujaba un pequeño surco a su paso. Rápidamente llegué a Pontevedra. La urbe estaba tan dormida como el rural. Dejé atrás la ciudad y tome el Camino de Santiago en un punto cercano a la estación de tren, en cuyos andenes vomitaba humo un viejo convoy de mercancías. Siguiendo el camino al revés, este me llevaría hasta Pontesampaio. Desde ahí al castillo sería un paseo.
El trayecto a Pontesampaio discurría en su mayoría por bellos y estrechos senderos de tierra totalmente tupidos de hojas secas. En algunos puntos de este, los haces de luz del sol se colaban entre la espesura del bosque y la niebla reinante, golpeando la alfombra de hojas de otoño y dando al lugar un aspecto mágico.
En otros puntos, la senda tomaba el aspecto de un adoquinado pedregoso que me obligaba a poner a prueba a mi destreza y que desembocaba junto a las marismas de Paredes.
Continué la marcha y ¡crack!, alcancé a oír el ruido del cambio de marchas trasero en el momento en el que se rompió. La cadena se había quedado en el piñón trasero más pequeño y únicamente podía usar la marcha más dura de la bicicleta. Decidí continuar: estaba demasiado cerca como para volver atrás. Sin duda, el paseo al castillo no sería tan sencillo como tenía previsto.
A los pocos minutos llegué a la bella parroquia de Santa María de Pontesampaio, que marca el fin del ayuntamiento de Pontevedra en su zona sur (no siempre fue así, pues hasta mediados del siglo pasado era un municipio independiente compuesto por Pontesampaio y la Canicouva). Su nombre se debe al puente que une la antigua provincia de Tuy con Arcade, el cual fue escenario de la conocida como batalla de Pontesampaio, una contienda decisiva en la guerra de la Independencia española.
Puente de Pontesampaio (Pontesampaio) |
Crucé el puente medieval de diez ojos que se alzaba sobre las cristalinas aguas del río Verdugo tratando de imaginar aquel 7 y 8 junio de 1809 en el que un ejército formado fundamentalmente por hombres y mujeres de milicias populares al mando del coronel Pablo Morillo ("el León de Sampaio") logró evitar, tras destruir dos arcos del puente, que algo más de 10.000 soldados franceses cruzaran el río Verdugo y conquistaran el norte de la península.
Puente de Pontesampaio (Pontesampaio) |
Había llegado ya al municipio de Soutomaior, en la parroquia de Arcade, tan conocida en todo el mundo por sus afamadas ostras. Desde allí, emprendí la subida al castillo, situado a algo más de cuatro kilómetros. La subida no era muy dura, pero el no poder cambiar de plato la complicaba y me obligaba a apretar los dientes. A pesar de ello, las preciosas vistas compensaban sobradamente el sufrimiento. Finalmente, pedalada tras pedalada y curva tras curva logré conquistar el castillo.
Al fondo puede verse la silueta del castillo de Soutomaior |
Castillo de Soutomaior (Soutomaior) |
El castillo
Eran poco más de las 10:00 horas cuando dejé la bici y atravesé las murallas del castillo de Soutomaior. Ante mí, tan majestuoso como siempre se alzaba el fantástico conjunto arquitectónico mitad fortaleza medieval, mitad palacio neogótico del siglo XIX. Paseé por sus jardines. En el ambiente únicamente resonaba el cantar de los pájaros y el murmullo de las aguas de las numerosas fuentes y estanques que en ellos había. Los árboles eran extraordinarios: antiguas araucarias, gigantescas secuoyas, enormes coníferas que cubrían el suelo con sus agujas, esbeltos cipreses...
Castillo de Soutomaior (Soutomaior) |
Pero si algo destacaba en el lugar eran sin lugar a duda las camelias. Allí pude contemplar algunos de los ejemplares de Camelia japonica más antiguos de Galicia, así como algunos otros procedentes de viveros de distintas partes del mundo como Francia, California o Nueva Zelanda. En total, más de medio millar de individuos que han conseguido que en el año 2012 estos jardines hayan sido declarados como el primer jardín de España y el séptimo de Europa en ser reconocido como Jardín de Excelencia Internacional por la Sociedad Internacional de la Camelia.
Castillo de Soutomaior (Soutomaior) |
Castillo de Soutomaior (Soutomaior) |
Tras deleitarme con sus exteriores, decidí cruzar el puente sobre el foso para acceder al interior del castillo. En su interior uno puede realizar un fantástico recorrido a través de su historia. Así es como descubrí que el origen del castillo (siglo XII) está vinculado con la figura de Paio Méndez Sorrede y que fue evolucionando en los siglos posteriores para dar lugar a la estructura que vemos actualmente: dos torres unidas por un edificio habitable y un patio de armas, todo ello rodeado por una doble muralla. Asimismo, me enteré de que su estratégico emplazamiento no se debe a su altura (119 metros sobre el nivel del mar) ni a su inaccesibilidad, sino a las ventajas que le ofrecía ante posibles invasiones realizadas por mar el hecho de encontrarse escondida, a su capacidad para señorear las tierras de su feudo y controlar las comunicaciones de sur a norte de la provincia, y a la abundante disponibilidad de agua.
Pero si hay una figura a la que va ligada este castillo es, sin duda, a la de Pedro Álvarez de Soutomaior, más conocido como Pedro Madruga, que hizo de este su base en el siglo XV, la época de máximo esplendor de la Casa de Soutomaior. Madruga, toda una leyenda en esta zona y en la historia de Galicia, fue protagonista de múltiples enfrentamientos con los irmandiños, así como con la iglesia y otras familias nobles. A él se debe la reconstrucción de la fortaleza tras ser derruida en las guerras irmandiñas, así como la introducción de las armas de fuego en Galicia. Todo un personaje, y no son pocos los que afirman que Pedro Madruga y Colón eran la misma persona… Y esta es solo una pequeña parte de la historia de este lugar.
Lo cierto es que el recorrido merece muchísimo la pena y no puedo más que recomendar su visita y su disfrute. Bajar a la prisión, caminar por sus galerías, subir a sus torres, pasear por sus murallas, etc. lo convierten en una experiencia inolvidable y hacen del castillo de Soutomaior uno de los lugares más sobresalientes de Galicia.
Castillo de Soutomaior (Soutomaior) |
Satisfecho, crucé sus murallas y volví al siglo XXI, donde me esperaba mi batalla particular con el cambio de marchas en mi regreso. Pero esa es una historia que ya os contaré.
PD: Os dejo el horario del visita y las tarifas de entrada al castillo (la visita al jardín es gratuita).
HORARIO
Invierno (de octubre a abril)
De martes a domingo de 10:00 a 20:00 horas
Verano (de mayo a septiembre)
Todos los días de 10:00 a 21:00 horas
Última entrada: 30 minutos antes de la hora de cierre
*Las entradas se retiran en la taquilla del castillo en el horario de visita.
TARIFAS
Normal: 2 € por persona
Reducida:
- Personas con discapacidad, desempleados y estudiantes: 1 €
- Grupos de más de 10 personas: 1 € por persona
Preciosa entrada donde se entremezcla sabiamente el recorrido, la historia y las impresiones bajo la atenta mirada del 'viajero' (tan lejano del turista ocasional), todo ello enmarcado con excelentes fotografías que me han hecho evocar la visita que realicé impregnado del colorido majestuoso de las camelias.¡Enhorabuena!
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias por el comentario! :D En el futuro dedicaré mas artículos a este maravilloso lugar y a su apasionante historia.
Eliminar¡Saludos!