viernes, 26 de junio de 2015

El Anillo Verde de Madrid

Estoy en Madrid y eso solo puede significar una cosa: Anillo Verde Ciclista. El anillo verde es una vía ciclista de casi 65 kilómetros que rodea la ciudad de Madrid y que discurre casi en su totalidad por un carril bici separado del tráfico. Es un circuito circular que en su mayoría transita por parques y zonas verdes, aunque también atraviesa zonas urbanas de la capital. Con un desnivel acumulado de algo más de 300 metros (que parecen más debido a la gran cantidad de repechos), su dificultad no es muy elevada (más allá de la longitud y de que es fácil perderse en muchos puntos debido a la mala señalización en algunos de ellos) y resulta una experiencia que de seguro hará disfrutar a los aficionados a la bici.



MI EXPERIENCIA EN EL ANILLO VERDE:

Era el último miércoles de la primavera del 2015. Pasaban algo más de las 15:00. Comprobé la presión de los neumáticos, llené el bidón, revisé la mochila, configuré la GoPro, guardé un par de geles en el maillot y salí de casa dispuesto a recorrerme el anillo verde. Sería mi segunda vez, y aunque en la primera no había sufrido problemas a nivel físico, todavía tenía pesadillas con las veces y veces que me había perdido por una Madrid desconocida por mí.

Me subí a la bici en Carabanchel, cerca de un bonito parque con un gran lago artificial y un enorme chorro de agua de más de 20 metros de altura llamado Parque de Las Cruces. Iba a hacer el anillo verde en el sentido de las agujas del reloj, así que lo atravesé y llegué al cruce de la Avenida de los poblados, cerca de la estación de metro de Aluche, una zona en la que está uno de los "puntos negros" del recorrido, ya que el carril bici se corta abruptamente y nos obliga a bajar de la misma para caminar por la acera (nada de circular en bici sobre ella) y retomar el camino a nuestra izquierda una vez cruzados varios pasos de peatones. 


Ahora el carril bici circulaba en paralelo al Parque de Aluche. Descendí rápidamente por él hasta llegar a una de mis zonas preferidas del anillo: la subida al puente sobre la A-5. Un pequeño tramo en el que el carril bici se transforma en una serpiente de asfalto que presenta cuatro curvas muy cerradas y en el que me percaté del bonito cielo que reinaba sobre la capital del reino. Ahora entiendo lo de los cielos velazqueños.


Crucé el puente y entré en la Casa de Campo. La Casa de Campo es el mayor parque público del municipio. Con sus 1722,6 hectáreas es cinco veces más grande que Central Park o seis veces más grande que Hyde Park y constituye el verdadero pulmón de esta ciudad. El tramo por el que circulaba ahora discurría de forma serpenteante bajo enormes pinos piñoneros que inundaban de aroma el lugar. 


A continuación pasé ante la entrada del zoológico de Madrid, a cuyas puertas se amontonaban decenas de niños chillones. Me alejé del griterío y continué el camino. Los pinos y las encinas dieron paso a enormes ejemplares de plataneros de grandes hojas entre las que se filtraban los rayos del sol. Tras superarlos llegué al lago de la Casa de Campo, sobre cuya lámina de agua se reflejaban los enormes edificios que se alzaban lejos, al otro lado del Manzanares. 



Dejé el lago a mis espaldas y proseguí mi ruta. Crucé una pasarela que discurría sobre el Puente de los Franceses. El carril bici continuaba en dirección norte a escasos metros del río Manzanares, simulando el curso del mismo. Lo seguí durante un par de kilómetros hasta llegar al puente de San Fernando, que se alza sobre el río Manzanares y en cuyo centro aparecen erigidas las estatuas de Fernando VI y de su esposa, la portuguesa Bárbara de Braganza. 


Tras recorrerlo, una nueva pasarela que me llevó a superar la A-6 me condujo al característico muro exterior de piedra rosada del Real Club Puerta del Hierro. El carril bici transita aquí paralelo a la Autovía del Noroeste. Debemos circular con precaución, ya que la zona se presenta estrecha, con bastantes curvas y numerosas subidas y bajadas. Finalmente, el muro gira a la derecha para llegar a Arroyo del Fresno. Continué a lo largo de la vía ciclista y pasé por un pequeño túnel que discurre bajo la M-30. Me sorprende ver que en uno de los ojos del puente existe una pequeña iglesia. Es la capilla de Santo Domingo de la Calzada: una iglesia bajo la M-30.


Seguí mi camino y atravesé un parque en el cual el carril bici fluía a través de él como un río anastomasado. Circulaba ahora por los exteriores de Arroyo del Fresno. La vía ciclista cambiaba constantemente de sentido: a veces discurría por el lado derecho de la calzada y otras veces por el centro de la misma, sirviendo como separación entre ambos sentidos de circulación. Entre los esqueletos de hormigón de los edificios en construcción, a ratos podía ver ondear al viento las banderas que indicaban la posición de los hoyos del Centro Nacional de la RFEG, situado a mi izquierda. 


Me alejé de la zona. El cuentakilómetros de la bici indicaba que ya había completado una tercera parte de la ruta. Estaba en algún punto entre Mirasierra y Montecarmelo. Hacía rato que el calor era insoportable. Pasé ante un enorme gimnasio. A través de sus vidrieras podía ver, como un ejército en formación, decenas de personas corriendo en un sinfín de cintas. A partir de aquí el terreno comenzó a picar cuesta arriba. Circulaba entre una hilera de árboles perfectamente alineados. A mi izquierda tenía unas preciosas vistas de la Sierra de Madrid, que se dibujaba al fondo. El cielo tenía un azul turquesa intenso y presentaba numerosas nubes blancas semejantes a copos de algodón. Tras varias subidas y bajadas pasé al lado de un indicador del Camino de Santiago. Metros más adelante un grabado indicaba que estaba a 665 kilómetros de la Plaza del Obradoiro. Algún día...


Atravesé el barrio de Montecarmelo, llamado así por un arroyo cercano. Estaba en el punto más al norte de todo el Anillo Verde. No muy lejos, a mi derecha, como cuatro flechas disparadas hacia el cielo, se elevaban las Cuatro Torres de Madrid (aunque desde mi posición solo podía distinguir tres de ellas), símbolo del Madrid moderno para unos y del boom urbanístico para otros. Y así, bajo la atenta mirada de las torres, continué durante algunos kilómetros hasta un punto en el que el carril bici se termina súbitamente. La señalización en este punto deja bastante que desear y uno puede tener dudas de hacia dónde dirigirse (servidor puede dar buena fe de ello). El truco consiste en tomar la carretera a la derecha y circular por ella durante un pequeño tramo, pasando al lado de un gran restaurante (llamado El Ninot) para tomar de nuevo la vía ciclista a la izquierda. 


Dejé atrás el asfalto y circulé nuevamente por el firme color rojizo tan característico del carril bici. Descendí por una cuesta, no había nadie en la zona, por lo que alcancé gran velocidad. Tomé una curva a la derecha y de pronto se hizo la oscuridad. Circulé entonces bajo un túnel que pasa por debajo de las vías del tren de Chamartín. La iluminación en su interior no es muy buena: apenas unas antiquísimas luces amarillas proporcionan algo de claridad a su interior. Me quité las gafas de sol y pedaleé hacia la luz. Calculé que el túnel tendría una distancia aproximada de 250 metros más o menos. Salí de él y entré en el barrio de Las Tablas. 


Proseguí mi camino. En uno de los semáforos que se encontraba a mi paso di alcance a otro ciclista. Uno de esos ya curtidos en años, montado en una vieja Orbea que muy probablemente haya visto más mundo que yo. Charlamos un rato. Me comentó que el túnel bajo Chamartín disponía en el pasado de unos bolardos ahora retirados, por lo que es posible que en la actualidad uno se pueda encontrar con un vehículo que circule sobre la vía ciclista, con el peligro que ello supone. Nos despedimos y seguí con mi ruta...


Descendí vertiginosamente por una gran cuesta que desemboca en un pequeño parque muy próximo al nuevo y espectacular complejo del BBVA. Se trata de un edificio moderno y tecnológico, denominado "La Vela", sobre cuya fachada se reflejaba el cielo madrileño. Crucé un puente que pasa por encima de la Autovía del Norte. Llegué así a Sanchinarro, un barrio de comienzos del siglo XXI que cuenta con algunos edificios de lo más curioso, como el Mirador o el Celosía. Avancé algunos kilómetros y pasé sobre el puente de Sanchinarro. Nuevamente el cielo me brindaba una visión espectacular. 


El carril bici circulaba en este momento paralelo a la M-40. A mi derecha quedaba el barrio de Hortaleza y a mi izquierda el de San Antonio. Continué avanzando y pasé junto al parque Juan Carlos I, el segundo más grande de Madrid (únicamente superado por la Casa de Campo) y en el que podemos encontrar un gran número de esculturas. Anexo a él también está el Palacio Municipal de Congresos y el recinto de IFEMA. El cuentakilómetros reflejaba que llevaba recorrido ya algo más de la mitad del camino. Al rato, pasé por la avenida de los Andes. Aquí el carril bici se desliza entre las columnas que sirven de sustento a la carretera que circula sobre mi cabeza. Entré después en el pequeño barrio de La Piovera, el cual abandoné rápidamente a través de un puente que pasa sobre la A-2 y que me llevó al barrio de Canillejas. Fundado en el siglo XIII, es una de las poblaciones más antiguas de la región de Madrid. 


Ahora el carril bici dibujaba una larga recta, al final de la cual descansa el estadio olímpico de Madrid, que se hacía más grande a cada pedalada. La llamada Peineta servirá, en un futuro, de hogar al Atlético de Madrid y dejará al Vicente Calderón huérfano de fútbol. Tras pasar el estadio, la vía ciclista se interrumpe súbitamente. El Anillo Verde no está completamente terminado y se resquebraja en este punto. Afortunadamente, unas señales provisionales sirven de guía para circular a través del barrio de Las Rosas, situado en el este de Madrid, y poder retomar la senda ciclista más adelante. Avancé un par de kilómetros y pasé junto a un bonito puente colgante sobre la M-40 que conducía al barrio de Vicálvaro, famoso por tener el mayor yacimiento de sepiolita de todo el mundo. Yo debía de seguir recto, así que no lo crucé. 


A los pocos minutos estaba frente al centro comercial Las Rosas. Continué por el carril bici y circulé bajo el paso inferior de O'Donnell, que debe su nombre al político y general Leopoldo O'Donnell. No lo llegué a ver, pero sabía que estaba muy cerca del cementerio de la Almudena. Recordé que en el pasado había leído que en él reposaban los restos de 5 millones de personas (¡más que la población actual de la ciudad de Madrid!) y que antiguamente se había intentado hallar petróleo en él. Seguí pedaleando. A mi derecha se elevaba la torre de Torrespaña, más conocida como "El Pirulí" y tan característica del skyline de Madrid. Me detuve en una pequeña área de descanso para rellenar el bidón de agua. El reloj marcaba más de las 17:00. Llevaba algo más de dos horas encima de la bici. Quedaban ya menos de 20 kilómetros.


Continué mi camino. Crucé un puente metálico de color azul y naranja que transita sobre la A-3. Al rato estaba en el Parque Lineal de Palomeras, también conocido como el Parque de las Siete Tetas por sus siete colinas desde las que se puede ver una de las mejores panorámicas de la ciudad, con la sierra al fondo. Siete colinas que se levantan sobre escombros. Parecía mentira, pero la bonita zona que ahora recorría era antaño una escombrera. 


Tras algunas largas subidas y bajadas abandoné la zona por un pequeño túnel que pasa bajo las vías de la cercana estación de El Pozo. Imposible pasar por aquí y no acordarse de aquella mañana de un jueves 11 de marzo de 2004.


Estaba ahora al sur de Vallecas, en el Parque Forestal de Entrevías. Descendí a lo largo de él entre enormes ejemplares de coníferas. La alfombra de acículas del suelo llenaba el lugar de un penetrante aroma a pino. Recordé que días atrás me había topado con un artículo que afirmaba que el olor a pino contribuía a mitigar el cambio climático. Dejé atrás la zona y llegué al que en mi opinión es el punto más peligroso de todo el Anillo Verde: el famoso túnel que discurre bajo el ferrocarril y la A-4. Una zona donde no hay ni carril ni luz y en la que hay que extremar las precauciones al máximo, pues si te caes de la pequeña acera (yo no llamaría así a ese pequeño trozo mal asfaltado) te precipitas sobre los coches. 


Pasé con precaución por el túnel para llegar, un par de minutos después, a uno de mis rincones predilectos de Madrid: el Parque Lineal del Manzanares, un maravilloso y enorme lugar. Discurría ahora por el Tramo 1, mundialmente conocido por haber sido diseñado por Ricardo Boffil. Crucé el río Manzanares bajo la atenta mirada de la Dama del Manzanares, una enorme escultura de acero y bronce que representa la cabeza de una mujer y que descansa en el punto más alto del Parque Lineal. Un sitio al que pronto prometo dedicarle una entrada.


Dejé el lugar y seguí mi ruta. Apenas me quedaban unos pocos kilómetros para concluirla. Pasé junto al hospital 12 de Octubre y pedaleé para llegar a Orcasitas. Circulé por los exteriores del parque Pradolongo. Entre las copas de los árboles podía adivinar los restos de la enigmática iglesia Maris Stella (más conocida como la iglesia rota), sobre la cual descansa la figura de un gallo negro. 


Abandoné Usera y me adentré en Carabanchel, en las que serían mis últimas pedaladas, pues tras hacer el esfuerzo final en la cuesta de San Francisco había llegado al punto de inicio (y final) de mi partida. Habían sido algo menos de 3 horas y, como la primera vez, la aventura había merecido la pena...


PD: Espero poder publicar un vídeo de la ruta en cuanto tenga tiempo. Os dejo un enlace del Ayuntamiento de Madrid con un montón de información y os animo a que contéis vuestras experiencias en el Anillo Verde. ¡Un saludo!



4 comentarios:

  1. Sólo de leerlo se queda uno cansado, pero lo cierto es que la descripción del recorrido es fantástica.

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  2. Aún No e tenido el privilegio de ir X el anillo verde😊...X sierto alguien me podría decir donde obtener un mapa del anillo verde Y de carriles bicis😊;Esq vivo x el metro usera y mi curro está en la avenida del llano castellano 48 Y me quiero ir en bici Pero No por la calzada(porq me Da MIEDO) SiNo x un carril bici O por el anillo verde😊...Muchas gracias por la ayuda q me darán😃

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  3. ¡Gracias por el comentario!

    Te dejo algunas webs con información sobre el anillo verde que seguro que te serán útiles:
    Web del Ayuntamiento de Madrid
    En bici por Madrid
    La Comunidad del Anillo Verde. (estos últimos organizan regularmente quedadas gratuitas a lo largo del Anillo Verde. Son una gente muy maja) :)
    Ya me contarás tu experiencia recorriendo el anillo. ¡Un saludo!

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  4. yo uso http://www.infobicimadrid.es , puedes medir la distancia que has rodado, te da mucha info sobre vias cicliastas, anillo verde, etc. yo de momento no lo he recorrido entero..en ello estoy.

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