jueves, 23 de junio de 2016

En bici al Cerro de los Ángeles

Cuando llegué al Cerro de los Ángeles el calor era asfixiante. La plaza estaba totalmente vacía, sin ningún alma. Dejé la bicicleta a un lado y caminé hacia su centro. El silencio era absoluto, casi sepulcral. Alcé la vista hacia el enorme monumento al Corazón de Jesús y me estremecí al recordar la historia de aquel lugar.

Monumento al Sagrado Corazón. Cerro de los Ángeles (Getafe)

Busqué refugio en la iglesia que se halla en la base del monumento. En su interior el ambiente estaba cargado de un anestesiante aroma a incienso. En las naves laterales las distintas figuras religiosas se distinguían en la oscuridad de la basílica, alumbradas por el tintineo de las decenas de velas que descansaban a sus pies. Mis ojos tardaron un tiempo en acostumbrase a la luz del santuario.

Tomé asiento en una de las filas situadas no muy lejos del altar. La figura de Cristo en la cruz se iluminaba en la penumbra, y sobre ella, en la base de la bóveda, aparecía escrita la frase «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Parecía que aquel lugar siempre hubiera estado allí, y que siempre lo estaría. Pero lo cierto es que la realidad era otra; y así fue como volví mi mente a tiempos pasados…

Basílica del Sagrado Corazón. Cerro de los Ángeles (Getafe)
Corría el año 1919, fecha en la que se eligió este lugar para construir un gigantesco monumento en honor al Sagrado Corazón de Jesús. Inaugurado ese mismo año por el rey Alfonso XIII, el coloso de piedra caliza tenía una altura de 28 metros, de los cuales 9 correspondían a la figura que lo coronaba. A su vez, dos grupos escultóricos descansaban a sus laterales: uno de ellos representaba a la humanidad santificada y el otro a la humanidad que tiende a santificarse.

En 1936 estalla la Guerra Civil, y poco después, el 23 de julio de ese mismo año, cinco jóvenes son asesinados por el bando republicano mientras defendían el monumento frente a posibles atentados (su único pecado fue hacer la señal de la cruz para santiguar los alimentos). 

Mártires del Cerro de los Ángeles. Los cuerpos descansan en la basílica del Sagrado Corazón
Pasados los días, el 7 de agosto se produce uno de los hechos más tristes y vergonzosos de nuestra historia reciente, cuando milicianos republicanos organizan un acto de fusilamiento de la figura de Jesús. Tras ello, proceden a la destrucción del monumento, que queda reducido a cenizas. El Cerro de los Ángeles pasa a conocerse como Cerro Rojo, y el lugar, convertido ahora en un campo de batalla, será regado por la sangre de españoles de uno y otro bando.

Fusilamiento del monumento al Sagrado Corazón. Cerro de los Ángeles (Getafe)
La guerra termina y tras ello llega la dictadura. El régimen de Franco recupera de nuevo la denominación de Cerro de los Ángeles y ordena la construcción de un nuevo monumento (en el mismo emplazamiento donde se erigía el anterior). La nueva réplica es inaugurada en 1965, y bajo ella se construye posteriormente un santuario: el lugar en el que me encontraba.

Restos del antiguo monumento. Al fondo puede verse la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles (Getafe)
Salí de la cripta y subí por una de las escaleras laterales que ascienden hasta el monumento. A los pies de este, y flanqueado por los distintos grupos escultóricos que veneran la figura de Jesús, sentí vértigo. Sea uno religioso o no, es difícil quedarse indiferente ante tamaña construcción.

Monumento al Sagrado Corazón. Cerro de los Ángeles (Getafe)
Finalmente, abandoné la plaza. Fuera de esta, al otro lado de la carretera, me detuve a observar los restos del antiguo monumento: prisioneras entre verjas metálicas, las figuras que todavía se conservan en él parecían observar con enorme pena el lugar que antaño ocupaban, en lo que me pareció una imagen cargada de un enorme simbolismo.

Las figuras del monumento original observan la réplica posterior. Cerro de los Ángeles (Getafe)

Al rato volví a por la bicicleta. Me subí de nuevo a ella y me deslicé por un pequeño camino de tierra que se dibujaba entre la enorme masa de carrascos. El olor era agradable, pero en la atmósfera se respiraba una enorme tristeza: numerosos ramos de flores aparecían aquí y allá a cada pedalada, algunos a los pies de los pinos y otros junto a los restos de los búnkeres por los que iba pasando. En ese momento lo entendí: el bosque era un enorme cementerio.



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Cómo ir en bici desde Madrid al Cerro de los Ángeles (por pistas de tierra y carril bici)

Llegar desde Madrid al Cerro de los Ángeles (Getafe) en bicicleta es realmente fácil. Lo más sencillo es dirigirse al Parque Lineal del Manzanares (un extraordinario lugar del que ya he escrito en otra ocasión).

Una vez en él, seguiremos el curso del río aguas abajo a lo largo de un hermoso trayecto con abundante vegetación. En esta zona se debe circular con precaución, pues suele estar bastante transitada por peatones y ciclistas. A su vez, es preciso prestar una especial atención en los puntos en los que la ruta pasa por debajo de los puentes de las distintas carreteras que atraviesan el parque (además de estrechos, algunos presentan una mala visibilidad y un peligroso suelo de adoquín).

La pista finaliza en este margen del río, pero continúa al otro lado del mismo. Simplemente debemos cruzar el pequeño puente sobre las aguas del Manzanares y continuar nuestro trayecto hacia la derecha.


Seguimos el asfalto y pasamos bajo un puente con tirantes. A pocos metros de él, un nuevo puentecito nos conducirá otra vez al otro margen del río, y de nuevo junto al puente de los tirantes. A la altura de este, debemos girar a la izquierda, tal como se indica en la siguiente imagen.

 

Durante unos metros pedalearemos por una pista de tierra en dirección a unos edificios de ladrillo rojo hasta alcanzar una carretera de asfalto (sin tráfico) que rápidamente abandonaremos por un pequeño repecho de arena suelta que se abre camino a la izquierda de esta y que nos conducirá al carril bici.


Continuamos por el carril y pasamos por un puente sobre la M-45. A no mucha distancia, el carril bici se ve interrumpido por la carretera de entrada y salida a una rotonda cercana. ¡OJO!: debemos ceder el paso. Una vez al otro lado hemos de seguir recto.


Ahora viene algo divertido: aproximadamente a algo menos de dos kilómetros (tras una pequeña cuestecilla hacia abajo) debemos abandonar el carril por uno de los dos tubos de hormigón que se abren paso bajo la M-301 (yo lo hice en el segundo, que es el que muestro en la imagen). Antes de cruzarlo es importante que comprobéis que no viene nadie en el otro sentido, y, si sois altos, más os vale agachar la cabeza.

 

Una vez que hayamos cruzado el tubo giramos a la izquierda y luego, tras el pequeño repecho, hacia la derecha (en este punto, y con el Cerro de los Ángeles justo enfrente de nosotros, lo difícil es perderse —deja que Jesús te guíe ;)—).


Seguimos recto hasta alcanzar de nuevo el asfalto. Cuando lo hagamos, giraremos a la izquierda y pedalearemos hasta llegar a un ¿muro de madera? que atravesaremos para llegar al fin al pinar del Cerro de los Ángeles. ¡Enhorabuena! ;)


Ahora simplemente basta con seguir la pista hasta llegar a la cima del Cerro o hacerlo más divertido y ascender entre los pinos. Tú decides.

 

Cerro de los Ángeles (Getafe)




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